Victoria Santa Cruz
Mujer ícono
Victoria Santa Cruz, la mujer ícono, decidió partir. La conocí el verano de 1971 en la Escuela Nacional de Folklore “José María Arguedas”, en un segundo piso, en pleno Centro de Lima, cerca a la Plaza San Martín. Había que verla con su porte esplendoroso. Era inflexible y, textualmente, impresionaba a quienes no la conocíamos. En compañía de uno de los músicos Vásquez, le cupo tomarme un examen, el que consistió en que al compás de unas palmas yo echase una caminata larga y melodiosa. Examen más difícil, cosa más grande. Y, extrañamente me aprobó, tras darme diferentes consejos. Por ejemplo me ilustró: --Todos poseemos un ritmo interno y nos incumbe descubrirlo y actuar en sintonía con él.
Era una mujer firme, con voz grave, elegante y rasgos bellos. Su negritud la llevaba con arrogancia y altivez. Luego la vi en circunstancias diversas. Recuerdo Mayo de 1978, en Ayacucho en la histórica reunión de Teatro Latinoamericano. (Ahí estuvieron los Yuyachkani, Cuatro Tablas, etc.). Contestataria negra, rebelde, irreverente. ¿Por qué no lo iba a ser?
Hace veinte años, aproximadamente, compartimos un almuerzo delicioso en casa de los caros Octavio Santa Cruz y de Catalina Bustamante, sus familiares, y amigos míos. Platicamos largo, a pierna suelta, muertas de risa nos contamos anécdotas de mujeres, de trabajadoras del arte, de peruanas de nuevo tipo. –“Los Santa Cruz, asimismo, tenemos sangre india”, Rosina, acotó.
Victoria reía evocando los encuentros de su familia alrededor de una mesa servida al gusto de la mayoría, en los cuales las expresiones tamborileando en dicha mesa, con varios diálogos rítmicos entreverados acababan en el juego de que uno de los parientes expresaba un modelo y los demás lo desenvolvían. El resto llegaría por añadidura como regalo de los antepasados y de las deidades africanas. (C/f: N.Manrique)
Después, estuve en primera fila durante la premiación que le hizo el activo Grupo Makungu para el Desarrollo, 2008, en el Centro Cultural de España (CCE) en Lima. Octavio recibió el laurel, digno y sencillo, sereno y melancólico.
Aún no he podido abrazar a su familia. Quizás estas palabras puedan ser útiles a modo de ofrenda, condolencia y consuelo: --"Lo siento mucho Octavio; lo siento mucho amigos del Movimiento nacional de defensa de la cultura negra o afrodescendiente". Victoria deja un legado importante de landós, pregones, festejos, marineras y poemas. Su arte viajó por todo el mundo.
Victoria cerró sus ojos 26 días después de la partida de nuestro querido Rafael y juntos se reintegran a la sinfonía del universo, de la energía, del fuego, de la luz y del más allá. Desde ahí no sólo nos corean, también nos defienden de la adversidad.
(Supe que el sociólogo amigo Pablo Mariñez, Embajador de la República Dominicana en Chile, envió un ramo de flores maravillosas).
Lunes, 1° y Martes 2 de septiembre de 2014, Lima.
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Victoria eterna. Maestra Santa Cruz deja legado a toda una nación.
