#ElPerúQueQueremos

Exilio en México - Grupo: Violeta Carnero, Irene (Colombia), Juan Pablo Chang, Augusto Chávez Bedoya

Javier Heraud, Edgardo Tello, Máximo Velando, Juan Pablo Chang y Luis de la Puente

Poemas de Rosina Valcárcel

     La sonrisa fresca del porvenir

r.v.

Publicado: 2015-09-28


   JAVIER HERAUD 

A la orilla del río

Javier

sangra enterrado.

Sus miradas

fueron los ojos de la aurora.

Cadáver desnudo, divino.

Niño limpio y salvaje

que duerme

en el hondón del universo.

Nunca te he conocido, Amor,

pero llevo tu imagen en mis ojos.

Se acabo todo, hijo mío.

¡Una mano…

para seguir muriendo!


Sendas del bosque, La Rama Floria, Lima, 1966


  EDGARDO TELLO

Con el sol del mediodía

Tu recuerdo

Inmenso

se desata

Hombre

del tiempo

nuevo

Hereda la tierra

tus ojos

El mar

tu sombra

el mundo

tu lucha

La sonrisa fresca del porvenir.


  NAVÍOS, Lima, 1975, p. 65 (versión corregidda)


   Juan Pablo Chang

Tu cuerpo pálido sobre la hierba dorada

El día cerró sus alas en La Higuera

El combate de la Quebrada del Yuro

Tu asesinato el mismo día y lugar

9 de octubre de 1967

Cerca al Che

Donde calcina el sol

Y pinta tus ideales comunistas

Cómo celebrar las guerrillas de Perú y Bolivia

Los heroicos años 60

El crepúsculo nos injuria

Mientras mi lámpara de niña oculta tus narraciones

Y oscila mi candor cautivo entre la libertad

Y esa lluvia de fe que destella tras las lágrimas negras.


Poesía Reunida, 1966-2013, Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana, 2014


 LUIS DE LA PUENTE UCEDA*:

«Hay que conocer nuestra raíz»

1.-

Huelo la leña dulce que arde en la cocina rústica, giro en las rondas con mis hermanos y los hijos de las cálidas indias de ligero andar, veo la silueta maciza de los bueyes, “Muy muy” y “Tun tun”, que se recorta en el umbral de la casona, a papá regando árboles y criando pollos que la peste se ha de llevar. Al frente de la Quinta Zamalloa vislumbro legendarios cerros grandes, algunas tardes subimos, y sobre largas hojas, mis hermanos y yo, resbalamos dichosos.**

2-

Jacobo Arbenz, el popular presidente democrático de Guatemala (quien gobernara entre los años 1951 a 1954), al ser amenazado por la CIA, alertó a Gustavo, e indicó el retiro. Y, nosotros, tras la felicidad de una temporada breve, tuvimos que obedecer y salir de esa patria amada y tornar a México.

El 2 de julio de 1954 los mexicanos enérgicos protestan por la intervención imperialista en Guatemala. En esa manifestación histórica, están Diego Rivera, Frida Kahlo, diversos intelectuales, papá, mi hermanito Gustavo y yo, gritando: ¡Por la defensa del pueblo guatemalteco!

3.-

Mientras volvíamos al D.F. con un cúmulo de vivencias y otro brío,

en pleno vuelo padre le pregunta a un joven de acento muy familiar:

—¿Usted, podría decirnos de qué país es?

Raudo el muchacho respondió:

—Del Perú, estuve prisionero y me han exiliado a la Tierra de Cuauhtémoc, tengo dos cartas, una para Gustavo Valcárcel y otra para Guillermo Carnero Hoke.

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*Cita 1: (Entre 1950 y 1955, durante el gobierno del general Eisenhower en Estados Unidos, se cometió una cacería de brujas de comunistas, conocida como Macartismo, caracterizada por perseguir a personas inocentes por simples sospechas, con acusaciones infundadas, interrogatorios, pérdida de trabajo y negación del pasaporte a los sospechosos de comunismo, o encarcelados. Estos mecanismos peligrosos de “control social” y de represión en EE. UU. bordearon el totalitarismo y los métodos fascistas).

**Cita 2 : (En México, tras la renuncia al APRA, Gustavo, mi padre, coge nueva senda audaz: viaje a la Guatemala gobernada por el demócrata Jacobo Arbenz. En el vuelo conoce a Ernesto Guevara, joven argentino estudiante de medicina. En tierra guatemalteca se acerca al marxista-leninista Partido Guatemalteco del Trabajo. Arma proyectos periodísticos y otros.).

                 Entonces era pequeña, al esbelto tío Lucho lo evoco, en el pueblo hermano, cálido y sonriente y con un sombrero de bambú de China.

Y, en el aeropuerto, nos esperaba el tío Willy, hermano de mamá

para darnos la mano, otra vez, y poder reconstruir el hogar en el D.F. de México, en el exilio “familiar” al que nos había forzado Manuel A. Odría.

México, con lluvias reales y rancheras populares, donde Violeta triplicaba el frejol, el mole y las tortillas. Yo aprendí amar al tío Lucho al atardecer cuando caía el sol y él narraba cuentos y exaltaba el esplendor y la sabiduría de los incas. Nos exponía: —Sobrinos queridos, desde el Tahuantinsuyo en el Perú brota el maíz de oro, en nuestro territorio nace la quinua de plata. Los auquénidos tienen metales preciosos. Las mujeres usan polleras de arcoíris. Y los hombres no mienten.

Y altivo nos enseñó la letra y música del himno patrio (del Perú).

En nuestro mundo subterráneo los sábados había estrellas fugaces.

Gustavo derrochaba los pesos y con el “Güero”, tío norteño, cocinaban pescados y mariscos exquisitos. Mientras Juan Gonzalo sacaba un cajón y a dúo cantaban valses: —“Déjame que te cuente limeña…” (Qué voz la de Lucho y qué talento el de Rose). Los vates bebían tequila o ron bacardi.

El Güero, abstemio, prefería un vaso de pulque o una gaseosa Coca cola.

Y después enamoraba a Violetita Trías, la hija de Lochita.

Los viernes y domingos, el tío Lucho, secreto, iba a misa y comulgaba.

Una mañanita me susurró:

—«Cada hoja de cada arbusto es una señal.

Debemos abrigar a los oprimidos. Y de su bolsillo sacó una piedra

en forma de caracol y la puso en mi oído: —¿Escuchas su corazón?

La senda agrisada no pudo matarla. Llévala contigo mientras puedas.

Algún día será tu talismán, alma de cuarzo o el sonido de mis pasos».

Hoy, en medio de la melancolía, hallo una frase de Jean Paul Sartre:

«Tienen ustedes razón de creer en Luis de la Puente Uceda, porque ese tipo de hombres suelen cambiar la historia».


  MÁXIMO VELANDO**

  (a Claudio Velando Castán)

Máximo Velando no se quedó en Buenos Aires

Urdió estrategias y tomó al alba de la mano

Hoy alzo una copa bermellón, en su nombre

Alzan copas de cristalino metal en su honor

Y avistamos desde la Amazonía hasta el río Rímac

Los días cotidianos / Los días contados

Quiénes tejen la danza fúnebre

Una sombra demente rodea / ínfimo cerebro

Iracundo se oculta en el asfalto del continente

¿Oyen los disparos en campo abierto?

Agiten su brazo agito mi mano

El puñal oxidado el sudor del roedor

El militar arroja su miedo bajo la cama

(Que me traigan su cabeza oscura)

En la calma de este día otoñal

Tú y yo con valor

Escribamos en la pizarra azul

Otro asalto al cielo

Asalto al cielo

Asalto al

Asalto

A

S

A

L

T

O

Amado Máximo.


Lima-Perú

*/** Textos inéditos : Máximo Velando y Luis de la Puente.


"poemas simples pero buenos, siempre buenos y siempre hay que difundir la obra de los combatientes y más que siempre hacer homenajes, tomar lecciones y seguir hasta la victoria siempre".

J.L. 28 septiembre 2015


Escrito por

Rosina Valcárcel Carnero

Lima, 1947. Escritora. Estudió antropología en San Marcos. Libros diversos. Incluida en antologías, blogs, revista redacción popular, etc.


Publicado en

estrella cristal

la belleza será convulsiva o no será | a. breton