- La carta que no se envió
Gladys Acosta y Valquiria
a dos voces, sobre la vida, para Diana
—Genoveva: —Ella es hermosa como la luna y el sol
—Rosalba: —Oh, amiga tus ojos son puros
—Somos las amazonas que vengarán a su kamarada
Y a su Tribu del humo impuro y de la adversidad
No somos varones y nuestra cabalgadura relampaguea
La rosa que sangra ha de calmarse
Lidiando, remediamos el dolor de nuestra amiga
Subimos al monte, el vendaval cambia su traje azafrán
Y su voz se aclara y salimos de las sombras
La lluvia tiene forma lunar y el color del océano Pacífico
Oímos la narración de plata, agonía y resurrección
Amadas, a la hora del viento vendrán lágrimas doradas
y viajaremos a través del Oceáno azul cobrizo
No más noticias ácidas / Ni tristeza
Al fondo de la patria, al atardecer un canto leve puede revelar
La defensa de los pueblos maravillosos
El vuelo de las pajaritas se alza sobre la tierra condenada
Sublimes ámbares / Pureza armada
La ira de Enero / La orilla ardiente
Amor se despoja y cultiva claveles rojos
¿Dónde estás, gaviota herida?
En México / Colombia / Cuba
O en una cueva rupestre
Cuatro sombras azules renacen en la campiña
Vuestros cuerpos de quinua en la tierra sonora
El tórrido color de las cabelleras fugaces
Nuestra risa es polvo enamorado
Una sinfonía de aves
El pasado nos separa de la muerte
Estamos picando rocas al filo del vacío
En Lima se ha esfumado el olor del verano
(Hermanas, el río las abraza sobre piedras negras).
Publicado: 2017-03-28
Después de ciertos esfuerzos, por in box, hace más de un año dialogamos Gladys y esta servidora acerca de nuestra querida amiga Diana Ávila, a quien no le quitamos la noción del cumpleaños. Tratamos de agotar gota a gota el color gris. Diana es una persona que verdaderamente cuenta en nuestras existencias. Es de prever que a ella no le gustará esta epístola.
Escrito por
Rosina Valcárcel Carnero
Lima, 1947. Escritora. Estudió antropología en San Marcos. Libros diversos. Incluida en antologías, blogs, revista redacción popular, etc.
Publicado en
estrella cristal
la belleza será convulsiva o no será | a. breton