Después de ciertos esfuerzos, por in box, hace más de un año dialogamos Gladys y esta servidora acerca de nuestra querida amiga Diana Ávila, a quien no le quitamos la noción del cumpleaños. Tratamos de agotar gota a gota el color gris. Diana es una persona que verdaderamente cuenta en nuestras existencias. Es de prever que a ella no le gustará esta epístola.
La carta que no se envió

Gladys Acosta y Valquiria  

a dos voces, sobre la vida, para Diana



—Genoveva: —Ella es hermosa como la luna y el sol

—Rosalba: —Oh, amiga tus ojos son puros

—Somos las amazonas que vengarán a su kamarada

Y a su Tribu del humo impuro y de la adversidad

No somos varones y nuestra cabalgadura relampaguea

La rosa que sangra ha de calmarse

Lidiando, remediamos el dolor de nuestra amiga

Subimos al monte, el vendaval cambia su traje azafrán

Y su voz se aclara y salimos de las sombras

La lluvia tiene forma lunar y el color del océano Pacífico

Oímos la narración de plata, agonía y resurrección

Amadas, a la hora del viento vendrán lágrimas doradas

y viajaremos a través del Oceáno azul cobrizo

No más noticias ácidas / Ni tristeza

Al fondo de la patria, al atardecer un canto leve puede revelar

La defensa de los pueblos maravillosos

El vuelo de las pajaritas se alza sobre la tierra condenada

Sublimes ámbares / Pureza armada

La ira de Enero / La orilla ardiente

Amor se despoja y cultiva claveles rojos

¿Dónde estás, gaviota herida?

En México / Colombia / Cuba

O en una cueva rupestre

Cuatro sombras azules renacen en la campiña

Vuestros cuerpos de quinua en la tierra sonora

El tórrido color de las cabelleras fugaces

Nuestra risa es polvo enamorado

Una sinfonía de aves

El pasado nos separa de la muerte

Estamos picando rocas al filo del vacío

En Lima se ha esfumado el olor del verano

(Hermanas, el río las abraza sobre piedras negras).


"diana" por carlos ostolaza, 2017.