La Generación del 70, la poesía y nosotras
Rosina Valcárcel
Un sol en el bolsillo / nada más llevo conmigo / Estrellas sepultadas en mi cuerpo
La generación de poetas del 70 en Perú es una de las más potentes de nuestro continente. Nació en un contexto nacional e internacional claramente revolucionario. El eco de la Revolución Cubana y de las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), trascendía.
Bajo las manifestaciones que surgieron de la eclosión de los nuevos movimientos contestatarios como el hipismo, la liberación feminista, la revuelta estudiantil de París de 1968 y la guerrilla urbana de los países del sur latinoamericano.
Floreció entre 1968 y 1970, bajo el Gobierno reformista de Juan Velasco Alvarado, con autores que desde diferentes vías y experiencias, introdujeron, por ejemplo, el espíritu crítico, el coloquialismo como recurso literario. Fue un movimiento gregario, donde al inicio los grupos gravaron más que las singularidades. Un trabajo incipiente es Estos trece, del crítico José M. Oviedo, que se ajusta esencialmente en los poetas de Hora Zero y Estación Reunida, entre los que destacan Enrique Verástegui, Juan Ramírez Ruíz, Jorge Nájar y Jorge Pimentel. Luego brotarían otras voces valiosas (no acopiadas en Estos trece) como las de Queti Belevan, María Emilia Cornejo, Sonia Luz Carrillo, Mapy Kruger, Esther Castañeda, Águeda Castañeda, Rosina Valcárcel, en Lima, Gloria Mendoza Borda (Puno), Ana Bertha Vizcarra (Cusco), Carolina Ocampo (Huancayo) y (después la de Carmen Ollé, Dalmacia Ruiz Rosas, Rocío Silva-Santisteban, Patricia del Valle (años 80); con propuestas diferentes cada una, pero la mayoría contrarias al gregarismo que define a su generación. El ansia de vivir, la bohemia, la militancia, el amor contestatario, y casi nada en los bolsillos.
Es la primera generación poética en nuestro país que vio los rostros profundos del Perú ancestral y de todas las sangres. Hace años esbocé:
El lirismo de la poeta no resulta ajeno a su entorno, al contrario.
La escritora se yergue rebelde, desnuda, contra todo tipo
de violencia. Su triple y compleja condición de peruana, poeta y
mujer la proyecta a la comunidad. Sus textos son dibujados en
forma heterogénea, tanto en el tono, estilo, cuanto en temas tratados,
pero casi todas las referidas autoras de aquellos años
expresan con espíritu amplio su mundo interior, sus contradicciones,
su riqueza, su cotidianeidad (infancia, familia, amor. trabajo,
desocupación, sensualidad, etc.) .(r.v.)
--
Revisar bibliografía de Eduardo Arroyo, Juan Carlos Lázaro, Rosina Valcárcel
23-25 de julio de 2017, lima.