Rosina Valcárcel, a quien leí a mis 15 años, y a quien a mis 67 años sigo leyendo, habla de su poesía reciente, como prologando su VENUS EN LA CAVERNA, que está terminando. Miembro de una generación insuperable, la de los años 70, Rosina Valcárcel –al lado de Carmen Ollé y Enriqueta Belevan– será siempre bien recibida. Léanla. 

“Tras nacer Contradanza, el 2013, Arteidea lanzó la plaqueta Luana. Luego emerge Poesía Reunida (1966-2013), y en el desfile de personajes y de voces que la habitan, visto desde una distancia prudente, poco importa quiénes estén dentro o fuera del canon de la autora. Importa sí señalar el control que la voz, o las voces, ejercen sobre sus opciones, sobre sus instrumentos a lo largo de las sucesivas etapas de esta obra, a lo largo de los diferentes estratos de este árbol solitario en medio de la pradera. * (JN)

Un árbol que canta la noche, el amor y su humo. El 2016 arma Versos para colgar en la pared, Horizonte, preludio Manuel Pásara, aquí dice: Rosina se desnuda de avatares, férrea e impaciente. Una ilusión la persigue entre calles, hasta que la hace suya, la toma de la solapa y la arrincona. La magia la envuelve, pulsa su nervio poético y alza vuelo a la conquista de la fantasía. Y nace esta obra cargada de nuevos horizontes, mares, viajes, arcoíris y adioses. 

Salen las antologías Como una espada en el aire, Azul, 2015; Esta fugacidad: Todo mi reino, Horizonte, 2016 y Cartas a Diana, Warmi Nayra 2017, Colectivo Macondo”.

(En: LOS SIGNOS MODERNOS. Diario Expreso. Cultural, p.23

Fecha domingo 18 de febrero del 2018 | 7:10 amTag, Enrique Verástegui

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*Jorge Nájar en el Prólogo. Fondo Editorial Cultura Peruana,  2014.