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Portada de la novela Camp Charlie. El desarraigo.

Rosina Valcárcel //  Collage: HAITÍ Y JORGE CABRERA GÓMEZ

A propósito de la novela Camp Charlie

Publicado: 2018-03-04

    Más que esbozar aspectos de la novela Camp Charlie, El desarraigo. (Espora, Chile, 2016, finalista en la V Bienal de Novela “Premio cope 2015” en el Perú), de Jorge Cabrera Gómez, hoy más que aproximarlos a ella lanzo mi lluvia de remembranzas ideas, versos, emociones. 

   Cuando éramos adolescentes padre Gustavo Valcárcel nos habló perturbado de Haití. No hace mucho José Luis Ayala viajó y escribió con emoción sobre Haití. René Depestre fue el poeta haitiano que leí, me impresionó y publicamos un gran fragmento suyo "La edad de Vietnam", versión española de Herberto Padilla, en la revista Kachkanirajmi (1era etapa, # 3, Año III, jun-agosto, 1967, p. 11). Leamos pequeño fragmento: 

Aquí estoy, presa de la escalada

presa de otro hombre que lleva

en él también herramientas y dioses

hormigas y pequeñas dudas

y hasta un patio con pequeñas flores

y hasta la música y la verdad a veces. (...)


   Veamos otro poema revelador:

El Caos haitiano

(A Yvonne Bador )

Abierta está una desdicha-tigre

entre la vida y yo: ¿puede uno

dominar el caos haitiano de sus días?

¿puede uno contener en sus venas de nómada

el flujo existencial de tiempos de soledad?

todo el ultramundo mundial de nocturna desolación

sigue ofreciendo brazos de mar que cruzar.

Un mal-estar no interrupto se enrosca sin fin

en adiós de ternura al golfo de Jacmel.

Uno puede pasar su vida de poeta vencido

exiliado en los siete días de la semana.

Teniendo ante mí los años contados,

soy el caballo sudoroso de mis raíces.

      Por arte de magia, el 2 de diciembre de 2017 en el velatorio de Diana Ávila, amiga insustituible, me reencontré con el arquitecto y escritor Jorge Cabrera, hombre sensible, culto, solidario. Desde entonces compartimos café, libros, talismanes y evocaciones. Nuestro diálogo es una suerte de consuelo. Están cerca Héctor Béjar, Carlos Urrutia, Mocha García Naranjo...

El 19 de enero publicamos la reseña “La novela El Baobab” de Jorge (en el blog lamula.pe), luego en Buenos Aires, Redacción popular, Raúl Isman la lanzó.

     Campo Charlie es la ficción real (o historia) de los profesionales internacionales (funcionarios) en perenne movimiento entre una urbe y otra entre una desastre humano y otro. París, Bruselas, Lima, Bogotá, Cartagena de Indias, La Paz, Oruro y, principalmente Puerto Príncipe antes y después del terremoto, son los escenarios donde se desenvuelve la novela. El foco central es Haití al día siguiente del siniestro apocalíptico del 12 de enero del 2010, terremoto de 7.0 grados en la escala de Richter devastó gran parte de esta ciudad. El peor sismo causó cientos de millares de muertos y de población huérfana y sin vivienda. Cerca de dos millones de desplazados y diez millones de metros cúbicos de escombros. Es la peor catástrofe de la historia en el Caribe.

Arnold Antonin, cineasta haitiano, introduce la obra y asevera:

     “Jorge Cabrera ha descrito, con su mirada de arquitecto y urbanista, la topografía laberíntica de esta ciudad (Puerto Príncipe) y su prolongación, Petionville y nos muestra, con la precisión de un fotógrafo y las paletas de un pintor, el mundo hirviente que habita ese caos. Nos cuenta la cultura, la historia, la sociología de ese pueblo, en el marco de la crónica de la asistencia humanitaria y de la intervención de las organizaciones internacionales en Haití…”.

   La novela relata la experiencia de personajes que de algún modo hacen una pausa en sus existencias para integrarse en una acción fraterna. Fusionan, conmovidos por la tragedia, sus ansias, deseos y proyectos personales, con la solidaridad hacia las víctimas del terremoto. Con gran estilo el autor narra testimonios, anécdotas, episodios que fustigan las conciencias y conmueven.

   Camp Charlie. El desarraigo, es también el develamiento de la cultura haitiana, la fuerza y sutileza de su literatura, la rebeldía y vigor de su cine, la delicadeza de su arquitectura, la imaginación y ensueño de la artesanía, la gracia de su música cálida, la magia de su pintura atractiva.

   Sin duda el capítulo “Martes 12 de enero 2010” es capital y resulta notable, intenso, el lector se identifica, siente vivir los hechos cruentos. Aquí Jorge Cabrera hace gala del arduo oficio de narrador.

   Los testigos (o lectores) creemos que los pobladores de Haití padecen sentimiento de desarraigo, como lo sufren los perseguidos o deportados políticos. Paralelo los y, asimismo, las profesionales internacionales resultan desarraigados, por el dolor del prójimo y por su situación errante.

En la confianza de que Jorge Cabrera Gómez seguirá sorprendiéndonos, evoco un poema de Emmelie Prophete:

que recuerda al día

esta ciudad desgarrada

entre el ruido y el dolor lío.

Creamos la infidelidad

azul de trottoirs desde otro continente.

La locura se hizo útil.

Nosotros estamos dedicados a diseñar

las puertas de salida.

Debido a que sus ojos

el vacío es reinventar.

Escucha la oración de nuestros sexos

ahogados por el peso de las palabras

del su agujero de mezclilla azul

es la única ventana

que da esperanza.


La fuente (http://www.antoniomiranda.com.br/)
4 de marzo 2018. Lima
derechos: rosina valcárcel
Jorge Cabrera: HACE tres horas: "En Camp Charlie-El Desarraigo, además de mostrar lo terrible de la desgracia ocasionada por el terremoto, quería exponer los entre-telones de la ayuda internacional y las acciones de los funcionarios que la aplican y sobre todo, revelar la riqueza de la cultura haitiana, en el marco de lo cual te pido me sigas ayudado a difundirla. Hay un inmenso material que podemos divulgar entre nuestros amigos. Gracias nuevamente amiga Rosina, de todo corazón.
Termino con un poema de Emmelie Prophète, de ella y de su esposo Jean Euphele, escritor, (hasta los nombres de los haitianos tienen una sonoridad que abruma), soy amigo presentados por Arnold Antonin, cineasta haitiano: 
Puerto Príncipe de las furias yace fatigado a mis pies. La velada ha sido larga. El cielo se abre como un vientre malvado. Hambriento de muertos y de deseos. Seis horas y treinta minutos de un día que aún no ha decidido acerca de su carga de nuevas miserias” (1). ("Port-au-Prince des furies git fatiguée à mes pieds. La veillée a été longue. Le ciel s'ouvre comme un mauvais ventre. Affamé de morts et de désirs. Six heures trente d'un jour qui n'a pas encore décidé de son lot de nouvelles misères”) escribía Emmelie en “Le fil d’eau” (El hilo de agua), una mañana de septiembre del 2006, luego del paso de uno de los tantos ciclones que carcomen poco a poco la tierra y los espíritus."
4 marzo 2018

Escrito por

Rosina Valcárcel Carnero

Lima, 1947. Escritora. Estudió antropología en San Marcos. Libros diversos. Incluida en antologías, blogs, revista redacción popular, etc.


Publicado en

estrella cristal

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