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Rosina Valcárcel x Víctor Humareda, en el Wony.

Víctor Humareda , Omar Aramayo y yo

A propósito del libro Humareda, Universidad Nacional del Altiplano Puno, diciembre 2016

florece sin descanso en las paredes de su cuarto

OA

Publicado: 2018-03-06

Un relámpago socava la soledad de su alma y en la tormenta, un haz de fantasmas embravecidos detrás del relámpago. Así transforma su pobreza en opulencia de recursos, su celda en un lecho de recortes de periódicos y revistas, de aromas salvajes, una hiedra roja florece sin descanso en las paredes de su cuarto. Se necesitan ojos para verlo. (OMAR ARAMAYO) 

Víctor Humareda nace el 6 de marzo de 1920 en Lampa, Puno.

Él era un peruano genial que moraba en un hotel cercano a La Parada, a veces se acostaba con prostitutas, a quienes confundía con Marilyn Monroe y Ava Gardner, y a pierna suelta se reía como un diablo. Él se reía de todos, de la ciudad y de sí mismo. El pintaba naturalezas, mujeres, bailarinas y arlequines, principalmente. La obra de Víctor Humareda tuvo un pico creativo durante los decenios de 1970 y 1980. Este singular artista plástico supo capturar el instante preciso en el que los movimientos migratorios reconfiguraron la capital. Con un estilo de colores vibrantes, influido por el expresionismo, este compatriota puneño nos dejó una vasta cantidad de obras con la que seguimos fascinados.*

A fines de los 70 e inicios de los 80 comía en casa y con sus manos maravillosas almorzaba feliz, aunque prefería las sopas y a veces los mangos. Yo rememoro sus ojos de acero, sus labios, su carcajada. Pero sobretodo su ternura de niño huérfano.

Hizo dibujos de los rostros de sus amistades: Carlos Ostolaza, Yvette Taboada, Alfredo Alcalde, Enrique Polanco, José Torres Bohl, Jorge Pimentel, Omar Aramayo, Miguel Brenner... Lo apreciaron Enrique Tamashiro y  Eduardo Aguirre "Bola". También mi rostro le inspiró y me dibujó cada vez que se le antojó, conservo algunos*. Y dos búhos juntos que me escoltan. El apunte que le hizo a la pequeña Odette y el trazo final de mi perfil “se extravió” entre las mudanzas sin cesar (o cierta mala voluntad los dejó).

Yo lo quise, él me quiso, nos quisimos bajo la neblina de Barranco y el aroma del mar, al son del ruido de Lima y sus transeúntes.

Humareda había perdido el oído pero no la voz. Dicen que murió de cirrosis, creo que murió de frío, de maltrato y soledad. Él sigue buscando a Toulousse Lautrec, a Goya, a Rembrandt

Hoy Omar Aramayo me lo trae de vuelta. Él se sienta en la sala, bebe un mate de coca, explora las paredes y mueve su cabeza.

Y vuelve a reírse de Lima y ese eco es la música que me acompaña. 

Cualquiera diría que nadie vio tu paso / por esta ciudad de lluvia de huevo de polilla y proyectos insidiosos / solo tu demencia candorosa y genial (OA)

Gracias amigo Omar Aramayo por el libro Humareda (Universidad Nacional del Altiplano Puno, diciembre 2016 ).


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p. 303
--*ver Herman Schwarz Ocampo 

--"florece sin descanso en las paredes de su cuarto"
OAramayo
© Rosina Valcárcel 2018

PUBLICADO: HACE HORAS blog lamula.pe



Escrito por

Rosina Valcárcel Carnero

Lima, 1947. Escritora. Estudió antropología en San Marcos. Libros diversos. Incluida en antologías, blogs, revista redacción popular, etc.


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estrella cristal

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