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Rosina de prosa y de poesía por Ana María Intili

Breve acercamiento a Aprendiz de m-a-g-a (Horizonte, 2006)

Publicado: 2018-04-20
Breve acercamiento a Aprendiz de m-a-g-a (Horizonte, 2006) 

Rosina es una escritora dulce y memoriosa, estridente o precisa, pero siempre poeta.

En el último libro, Aprendiz de m-a-g-a, publicado por la Editorial Horizonte, en abril del presente año, discurren personajes vívidos. Podríamos pensar que el recuerdo es reciente, sin embargo pertenecen a diferentes épocas y edades. Desde la profesora del colegio en México o Frida Kahlo -cuya visión fue fugaz, días antes de su desaparición-, hasta amigos o personas de reciente data.

Muestra así su andar, azaroso y comprometido. Comprometido con las letras, las artes o la amistad. Atesora todo. Todo lo nombra, lo recuerda y lo ennoblece con su palabra. En diversas páginas su ser solidario y sensible entremezcla la verdad-real y el universo subjetivo (afecto-ficción), en pos de una ética y una estética contestatarias que conserven la memoria colectiva. Ella da testimonio no sólo de un mundo propio, sino de sus vínculos, sus albas, su llovizna, sus atardeceres, su singular tejido de afectos y de impresiones.

Desde el inicio evoca con ternura y simpatía, a su abuelo paterno en Cusco, el médico César Valcárcel, camina con su mandil blanco, ofreciendo salud o palabras de aliento a los enfermos, sin reparo y cae pronto –bajo un probable descuido en su trabajo- contagiado y enfermo, fallece.

Así Gustavo, su padre, huérfano, recibe una beca, en medio de tanta desesperanza, junto a Jorge y Óscar, dos de sus hermanos, para estudiar en Lima. Tenía seis años. Su infancia se había interrumpido de esta forma, inhumana y cruel.

Sin embargo, Valcárcel iniciará un camino de lucha sin desmayo, sufriendo cárcel y destierro. Allí va a México nuestra Rosina de cuatro años, con Gustavo, Xavier y Marcel, sus tres hermanos y Violeta, dedicada madre.

De ella, recuerda con amor los relatos. Su presencia y entrega. Desde la infancia, Rosina vive lo justo del pan, lo abundante de la amistad y el reconocimiento fraterno de los mexicanos.

Nada le es indiferente y nada deshecha. El cuarto húmedo le sirve de reflexión y las calles empolvadas de escenario para los juegos infantiles.

Las aulas, las plazas, las peleas de gallo –a lo que su madre era adversa-, los almuerzos entre amigos de los días domingo. Los personajes políticos e intelectuales que transcurren por su vida. Todos y todas dejan huellas y palabras de aliento.

El tío Lucho de La Puente relata cuentos mágicos, inventados, para que ellos no olvidaran a su Perú de origen. Es decir el maíz es de oro y los auquénidos hablan. No importa, el hecho es recordar.

De la cocina surge, el grato olor de platillos típicos. La radiola deja oír, un hidalgo vals peruano.

Después de seis años de exilio y desarraigo comienza el retorno.

El colegio, el ingreso a las aulas sanmarquinas, nuevos recuentos, debates, profesores, amigos y los que serían como ella, las jóvenes promesas en las letras peruanas.

Rosina y su pluma no se agotan.

Disfrutemos de ellas.

Ana Maria Intili

Sección cultural del diario La Razón, Lima, Perú, 5 de julio 2006.


( RV en Grupo: Amigos de ACLAPADES, 20/04/2018)


Escrito por

Rosina Valcárcel Carnero

Lima, 1947. Escritora. Estudió antropología en San Marcos. Libros diversos. Incluida en antologías, blogs, revista redacción popular, etc.


Publicado en

estrella cristal

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