Sueño: La artista viaja de incógnito
Rosina Valcárcel
Solo el amor engendra melodías
Todo pasó tan de prisa. Después de varias semanas extensas Henri busca a Caribe y le cuenta de sus andanzas, ella perceptiva dice: -- ¿Por qué no hablaste antes? Piensa un rato, acosada por el hambre de justicia...y anota: --- Mi cuerpo es fuerte como el árbol del laurel, estoy con ustedes ¿en qué puedo ser útil?
Henri musita palabras enigmáticas casi jeroglíficos mientras tierno contempla los ojos de Caribe. Y emocionados se echan a andar. Las hijas cálidas asoman en escena y se suman. La cantante toma una silla de ruedas (de su madre), pues cree que así podrá distraer al enemigo.
Consiguen un coche y van hasta una farmacia y un mercadito. Ahí dejan estacionado al carro y a la silla mencionada. Mientras Henri va comprando protectores para la piel y, luego, va tomando víveres, frutas, algunas muy tierno convida a la compañera y a sus hijas.
(Atrás hay un sospechoso que los sigue).
Henri lo despista.
Cerca los espera el bardo Armand quien advierte el clima y sonríe. Me da un paquete pequeño, es la señal de que está en la movida. Me mira y se disculpa en silencio por la ausencia del día 24 de mayo.
Henri advierte que el coche ha desaparecido, pero sereno dice hallaremos solución. Y hace una llamada.
Luego va recibiendo a otras camaradas y las va presentando, resulta que reparan gratamente que se conocían y sonríen levemente. Ello les da más confianza.
Armand camina muy cerca y cómplice le dice a Caribe:
--No te preocupes por el pintor yo lo visitaré a menudo, tú viaja tranquila.
Pero, la amiga está muy inquieta pues no se había despedido de su madre. Una cumpa desde su teléfono celular marca el número y la comunica:
--Mamá soy yo…Ella llorando exclama afligida:
--Creí que les había pasado algo, han pasado tres horas, ustedes salieron solo a comprar pan… Trato de contarle y tartamudeo:
--Mami no volveré, haré un viaje lejano, por tiempo indefinido, las chicas están conmigo, dale cariños a mis hermanos…. Y cuelga.
En la calle vemos a Camotito, la hija menor, va manejando un Volkswagen crema y hace giros peligrosos. Sereno Henri afectuoso afirma:
--Caribe hay que confiar, no ocurrirá nada.
La Piti acaricia la cabellera de su mamá en señal de que está de acuerdo y opta por compartir la odisea.
Caribe reflexiona --¿qué importa los versos que escribiré después si mis propias crías siguen la senda?
Henri exclama: Aguardemos cautos, el camión está a punto de llegar.
Así la artista viaja de incógnito con sus hijas y sus compañeros.
Lima, 27 mayo 2018