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H. Matisse *

En el remolino del Rímac una herradura de jade

Rosina Valcárcel

Publicado: 2018-06-26


Un jazmín tú ansías en la alta enredadera

Un aro en la sesión de valor puro

Descalzo el monte de bruma

Descalzo el caos neo-impresionista

El gris viendo sus balcones recientes

Los artistas innovadores en sus estudios claros

parten la flor limpia de la cepa rectangular

En el remolino del Rímac una herradura de jade

hiela las claraboyas y prodiga las hiedras

El hombre arrincona enérgico las vías pavimentadas

Los espejos evaden el hechizo del inconsciente

El régimen ha clausurado el comercio de aromas

El autómata persevera sus pautas de dos elementos

Una huida de florestas, mamparas y cortinas claras

corre por los aleros de las mansiones añejas

El viento afina su cuerpo geométrico sobre el océano

y el panorama escala como un conducto extendido

Navegantes que desconocen el alcohol y el crepúsculo

yugulan albatros en los piélagos de acero

Las tinieblas, brunas imágenes de la cordura, tienen

el ideal torneado de la luna en sus manos

Una esperanza de signos y metas nos vence

Aparece el varón que observa con la norma áurea.

La diosa Minerva es una nívea naturaleza viva

y los aficionados de insectos emigran.

La urbe, entre la rampla, las calles anchas y el puerto

exalta escaleras y atesora conchas de nácar

Las zampoñas de caña aquietan el aura

Un antiguo dios rústico da fruto a los críos

Los marineros sueñan la quimera en el polvo sepia

En alta mar les vale de brújula un clavel rojo

La distancia límpida de trapos lacerados

une los magnos vidrios de la luna y del pez espada

ata las correrías del zorro y la vicuña

Una firme aureola de veleros blancos

estrecha frentes abatidas y hebras de arenilla

Las sirenas persuaden, pero no hipnotizan

y emergen si revelamos una copa de vino tinto

Oh, genio, de voz cálida

No aclamo tu laboriosa cámara joven

ni tu gama que custodia el color de tu época,

pero exalto tus aspiraciones de inmortal finito

Corazón destilado, existes sobre jaspes ajenos

Te abandonas a la lóbrega jungla de signos fantásticos

Tu visión consigue lo que alcanzan tus ojos

y vigilas el filme de las calles en tu claraboya

El cosmos tiene crepúsculos ciegos y caos

en los originales procesos que el humano cursa

Mas ya los astros escondiendo horizontes

sellan el esbozo bien parecido de sus círculos

Las olas del tiempo se suspenden y dirigen

las grafías numerales del siglo XX y otro

Y la expiración rendida se guarece vibrando

en la rueda precisa del instante actual

Al pillar tu cámara, con un disparo en un remo

reclamas el albor que alienta el cáliz del limbo

Vasta irradiación de Venus, experta de amores

donde no abraza la ilusión ni su flora omitida

Decides la iluminación de la infancia que está en el rostro

sin caer a los labios ni al corazón del monte

Lucero que teme las uvas verdaderas de Dionisio

y la ímpetu sin ley que carga el eclipse

Haces bien en colocar guiones de advertencia

en el fondo azabache que deslumbra en el ocaso

Como creador no deseas que te calme el perfil

el tejido flotante de un nubarrón inesperado

El animal acuático en su recipiente y el ave azul en la cárcel

No aspiras concebirlos en el río o en el poniente

Muestras discreto luego de haber observado

con virtuosas pupilas sus figuras ligeras

Seduces un cabal elemento preciso

donde el alga no pueda poner su reducto

Rondas el diseño que levanta en lo lejano

y aceptas el trofeo solo como un sarcasmo

Soy la flor pura que raspa tus ardides

y alivia las alas ligeras de la alegría

Rosa exacta que delibera su acrobacia

Rosa de la armonía Rosa del caos Rosa del dolor

Persigues el rocío azulino

Hoy celebro el firme recorrido de tu flecha

Canto tu brío de luces y sombras y esmeraldas

Tu apego a lo que no tiene definición posible

Celebro tu corazón sideral y piadoso

de juego franco y sin heridas

Hados y puños sin cóndor nos deslumbran

mientras que tu arte y mi vida se desdoblan

Y ante todo celebro una diaria reflexión

que nos ensambla en los días grises y radiantes

No es el arte la luminaria que nos perturba los ojos

Es primero la revolución, el amor y la amistad.



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Lima, 26 de junio de 2018.

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*Matisse:  “Luxe, calme et volupté” (1904-5 – Centro Georges Pompidou, París) así tituló después de un poema de Charles Baudelaire.

Escrito por

Rosina Valcárcel Carnero

Lima, 1947. Escritora. Estudió antropología en San Marcos. Libros diversos. Incluida en antologías, blogs, revista redacción popular, etc.


Publicado en

estrella cristal

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