Se ve lo que dice, no lo que se siente
CARLOS A. OSTOLAZA
Acerca de la poesía de Rosina Valcárcel V
Silencio, para crear, así se hace poesía, narración, pintura, música, cine. ¿Para qué hablar?
Si pinto para ¿qué hablo?, si hago poesía ¿para qué hablo?
Primero es el artista después el crítico. Repetir todo lo que se ha dicho sobre Rosina es un peligro, pues me parece que es no entrar a su silencio callado, donde las historias, las anécdotas están demás.
Ella corre y comunica a todos ¿No se dan cuenta? Es un silencio oculto jodiendo a la riqueza para que no haya más pobres. Citar a Rosina no es comprenderla, no hay que repetir lo que ella dice o ha dicho. Al copiarla puede ser superior (la copia), pero el original es más creativo. LA AUTORA no es realista, no es expresionista, no es surrealista, no es cubista, ni tampoco hace performances (pues aquí no hay trascendencia, es solo pasajero).
Lo que deseo decir es que no se le puede ubicar fácilmente a Rosina en los ismos presentes, porque el arte es otro asunto misterioso, y es ella Amor-Humano en Humanidad universal.
La poesía de Rosina saca el óxido de las palabras y de la pobreza real hace palabras universales. Ella es una sembradora.
Y lo que veo es que no sueña estar en el pasado, en el futuro, sino siempre en el presente.
Donde hay jardines que muere la rosa. Rosina siempre la riega y vuelve a brotar. Es la poesía.
No soy un crítico, solo un simple lector que ve la pintura en la poesía de Rosina Valcárcel.
9 am, 26 de julio de 2018, Barrios Altos, Quinta de la Candelaria
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